«Los Pensamientos Curan Más que los Medicamentos»

«Los Pensamientos Curan Más que los Medicamentos»

Bruce Lipton, científico que cree en la reencarnación, la energía curativa, el poder de la mente y la reprogramación del subconsciente

Reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la capacidad de curar de la energía, mucho más eficaz que los medicamentos. Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido aunar ciencia y espíritu. No es poco mérito el suyo si tenemos en cuenta lo «alérgicos» que son los científicos a los temas trascendentales. Es doctor en Biología Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina convencional. Es autor de libros como La biología de la creencia y La biología de la transformación.

Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que aprender cómo funcionan las células.

¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!

La industria farmacéutica no quiere que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula?

¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.

En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.

Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se intefiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Si pones al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana

Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?
Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema  inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el cáncer funciona igual.

Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química

Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

Y eso enlaza con la física cuántica.
Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.

Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño

Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se ‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente. Técnicas de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.

Ver también:

https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2014/04/01/tus-pensamientos-provocan-cambios-en-tus-genes-dicen-cientificos/

https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2013/11/15/lo-que-pensamos-varia-nuestra-biologia/

https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2015/04/25/por-que-nos-desenamoramos-tan-pronto/

Fuente:

http://www.elcorreodelsol.com/articulo/los-pensamientos-curan-mas-que-los-medicamentos

 

¿Por Qué Nos Desenamoramos Tan Pronto?

¿Por Qué Nos Desenamoramos Tan Pronto?

Una explicación del Dr. Bruce Lipton a por qué nos desenamoramos

[…] Todo se viene abajo y te quedas abatido y obsesionado con lo que podría haber sido. Y también desconcertado: ¿cómo es posible que algo tan mágico degenere para convertirse en amargas recriminaciones y, si estás casado, en divorcio?

Después de todo, tú querías que funcionara. Creías que funcionaría. Quizá La biología de la creencia le sirva a otra gente, estarás pensando, pero no a ti. ¡Pues sí, a ti también! Sin embargo, hay algo que explica por qué el pensamiento positivo y las creencias no funcionan por sí solos.

El problema es que cuando estás tan unido a tu pareja durante esos maravillosos primeros días y meses, tu comportamiento y tus acciones están controlados mediante el procesamiento de tu mente consciente. Tu mente consciente es la mente «creativa», la que actúa en beneficio de tus anhelos y deseos. Así pues, cuando las mentes conscientes de dos amantes se entrelazan, juntas crean una armonía mágica. Puesto que las parejas de luna de miel actúan en función de sus más profundos anhelos y deseos, el resultado de su interacción es… voilà, ¡el Paraíso en la Tierra!

Sin embargo, con el tiempo, tu mente consciente se carga de pensamientos propios del ajetreo de la vida diaria: equilibrar tu presupuesto, organizar tus tareas, planear el fin de semana. El procesamiento de la mente consciente pasa de crear las experiencias de la luna de miel a crear la administración y las estrategias precisas para las necesidades que se perciben. El resultado es que la mente consciente renuncia al control de la conducta y se lo deja a los programas predeterminados almacenados previamente en la mente subconsciente.

En lo que se refiere a las parejas, de repente hay cuatro mentes en lugar de dos. Y esas dos mentes subconscientes «extra» pueden hacer estragos en las relaciones de Felices para Siempre. Cuando nuestras mentes conscientes dejan de prestar atención al momento, perdemos el control sobre nuestra creación de luna de miel, porque, sin saberlo, adoptamos comportamientos preprogramados que adquirimos a lo largo de nuestras experiencias vitales de desarrollo. Para muchas parejas, una vez que la programación subconsciente toma las riendas, el resplandor de la luna de miel se desvanece a toda prisa.

Y no es de extrañar, ya que los comportamientos programados en la mente subconsciente (muchos de ellos negativos y desautorizantes), derivan en esencia de la observación y son copia del comportamiento de otras personas, sobre todo de los padres, de la familia inmediata, de la comunidad y de la cultura. Empiezas a ver una faceta de tu pareja (y de ti mismo) que jamás había aparecido durante la luna de miel. Cuando la mente consciente deja de prestar atención al momento presente, de manera automática y, lo que es más importante, inconscientemente, empiezas a mostrar comportamientos que has copiado de otros.

He aquí un escenario que es posible que conozcas muy bien. Estás disfrutando del Efecto Luna de Miel, llena de amor por tu comprensiva pareja, que ilumina tu vida. De pronto, un día, le haces una pregunta sencilla y cariñosa. Él no está pensando en lo bien que va vuestra relación. Su mente consciente está ocupada con el arreglo del coche o el pago del alquiler, de modo que responde automática y desagradablemente con un tono que dice: «Déjame en paz». Desconcertada, tú respondes: «¿Quién eres tú?».

Acabas de vivir el momento en el que, por lo general, la luna de miel empieza a desmoronarse. Él te ha respondido de una manera tan inconsciente que ni siquiera se ha dado cuenta de lo desagradable que ha sido. Y, en respuesta a lo que percibe como un «ataque» personal hacia su persona, clava los talones para defenderse hasta la muerte. Él piensa: «Me acusa de no ser yo mismo. Soy el mismo de siempre. No sé de qué habla. ¿Qué problema tiene?».

Entretanto, tú piensas: «¿Dónde está el hombre cariñoso con el que me casé?». Tu mente consciente se aleja del momento presente para evaluar la desagradable situación en la que te encuentras. Oh, oh… Sin que lo sepas, también recurres de manera inconsciente a los comportamientos subconscientes anteriores que adquiriste de tu familia y tu cultura. Ahora es el turno de tu compañero de sorprenderse al ver que la que una vez fue su amante esposa se convierte en alguien que no para de criticar y culpabilizar, junto con otras conductas que aprendiste de tus padres.

A medida que las rutinas de la vida diaria ocupan cada vez más tu mente consciente y la de tu compañero, empiezan a aparecer más patrones de comportamiento inconscientes y nada armoniosos. Pronto, ambos pasáis de apreciar a vuestra pareja a concentraros en sus estallidos desagradables periódicos. Tanto tú como tu pareja os ponéis a la defensiva y empezáis a criticar los defectos del otro: nunca limpia, nunca le pone el tapón a la pasta de dientes, etcétera. Todas las cosas que pasasteis por alto cuando estabais obnubilados por las primeras fases del amor ahora empiezan a molestaros.

Si os conocisteis gracias a algún servicio de citas online, querréis que os devuelvan el dinero. «¡No respondió al cuestionario con sinceridad!». Pero en realidad, ambos lo rellenasteis de buena fe. Lo rellenasteis de manera consciente… y ese es el problema. Las juiciosas alegaciones de la mente consciente representan en realidad lo que la gente quiere llegar a ser. Por desgracia, el carácter del «yo» que respondió al cuestionario se expresa por lo general tan solo un 5 por ciento del tiempo total. Lo que las parejas no ponen en el formulario son los programas subconscientes, limitantes y saboteadores, que han adquirido de otros y que todos repetimos sin darnos cuenta el 95 por ciento del tiempo.Con la aparición de comportamientos indeseados en el 95 por ciento del tiempo, tu pareja y tú habéis abandonado sin duda la luna de miel y estáis de camino hacia una vida convencional. Si alguno de esos comportamientos destructivos o perturbadores que hasta el momento habían permanecido ocultos se hubiera mostrado el primer día de relación, seguramente no habría habido un segundo día. Ahora te preguntarás si deberías reducir tus expectativas y aceptar aquello en lo que se ha convertido tu relación, porque «Así es la vida, y debo aceptar lo malo junto con lo bueno». ¿O acaso las muchas concesiones que haces para acomodarte a un comportamiento abusivo se convertirán en algo tan intolerable que tu relación, que una vez te pareció inquebrantable, acaba hecha jirones? Al final dices «Al infierno con esto. No puedo seguir». Y entonces sales (de nuevo) e intentas encontrar lo que tuviste una vez.

El culpable de este ciclo repetitivo es invisible: son los comportamientos programados que existen en la mente subconsciente de tu pareja y en la tuya. Tu mente consciente te propone la aventura de encontrar a una pareja cariñosa, y se regocija cuando encuentras al Elegido; sin embargo, tu mente subconsciente se dedica a destruir lo que has creado. No obstante, una vez que sabes que te enfrentas a una relación con cuatro mentes y que sabes cómo cambiar la programación negativa de las mentes subconscientes, cuentas con las herramientas para volver a crear lo que has perdido.

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Lo que pensamos varía nuestra biología

Bruce Lipton, doctor en Medicina, investigador en biología celular:

Dr. Lipton

Dr. Lipton

«Podemos cambiar

No se trata de un gurú de las pseudociencias, Lipton impartió clases de Biología Celular en la facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin y más tarde llevó a cabo estudios pioneros de epigenética en la facultad de Medicina de la Universidad de Stanford que lo llevaron al convencimiento de que nuestro cuerpo puede cambiar si reeducamos nuestras creencias y percepciones limitadoras. El problema siempre es el cómo: cómo cambiar la información del subconsciente. En su libro La biología de la creencia (Palmyra) recomienda métodos como el PSYCH-K. Y en La biología de la transformación (La esfera de los libros) explica la posibilidad de una evolución espontánea de nuestra especie».

***

«Me enseñaron que los genes controlan la vida, que en ellos se inscriben todas nuestras capacidades y características, pero es falso.

¿Del todo?

No somos víctimas de nuestra genética, en realidad es el ADN el que está controlado por el medio externo celular.

¿Qué significa eso?

La célula es la vida. Hablar de una célula es como hablar de una persona. Nosotros recibimos la información a través de los cinco sentidos y las células reciben las señales del entorno a través de los receptores que captan la información. El ADN es controlado por señales que vienen desde fuera de la célula, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos.

¿Somos lo que vivimos y pensamos?

Sí, y cambiar nuestra manera de vivir y de percibir el mundo es cambiar nuestra biología. Los estudios que empecé hace cuarenta años demuestran que las células cambian en función del entorno, es lo que llamamos epigenética. Epi significa por encima de la genética, más allá de ella.

¿Y?

Según el entorno y como tú respondes al mundo, un gen puede crear 30.000 diferentes variaciones. Menos del 10% del cáncer es heredado, es el estilo de vida lo que determina la genética.

¿Es el entorno el que nos define?

Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas.

Pero las creencias están inscritas en lo más profundo de nuestro subconsciente.

Cierto. El subconsciente es un procesador de información un millón de veces más rápido que la mente consciente y utiliza entre el 95% y el 99% del tiempo la información ya almacenada desde nuestra niñez como un referente. Por eso cuando decidimos algo conscientemente como, por ejemplo, ganar más dinero, si nuestro subconsciente contiene información de que es muy difícil ganarse la vida, no lo conseguiremos.

¿Entonces?

Si cambiamos las percepciones que tenemos en el subconsciente, cambiará nuestra realidad, y lo he comprobado a través de numerosos experimentos. Al reprogramar las creencias y percepciones que tenemos de cómo es la felicidad, la paz, la abundancia, podemos conquistarlas.

Me suena a fórmula feliz…

Así es como funciona el efecto placebo. Si pienso que una pastilla me puede sanar, me la tomo y me encuentro mejor. ¿Qué me ha sanado?…

¿La creencia?

Eso parece. Al igual que los pensamientos positivos y el efecto placebo afectan a nuestra biología, existe el efecto nocebo: si crees que algo te hará daño, acabará por hacerte daño. Henry Ford decía que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienen razón. Si eliges vivir un mundo lleno de amor, tu salud mejorará.

¿Y eso por qué?

La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo.

O creces o te proteges.

Los procesos de crecimiento requieren un intercambio libre de información con el medio, la protección requiere el cierre completo del sistema. Una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de energía necesaria para la vida.

¿Qué significa prosperar?

Para prosperar necesitamos buscar de forma activa la alegría y el amor, y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenen procesos de crecimiento. Las hormonas del estrés coordinan la función de los órganos corporales e inhiben los procesos de crecimiento, suprimen por completo la actuación del sistema inmunológico.

¿La culpa de todo la tienen los padres?

Las percepciones que formamos durante los primeros seis años, cuando el cerebro recibe la máxima información en un mínimo tiempo para entender el entorno, nos afectan el resto de la vida.

Y las creencias inconscientes pasan de padres a hijos.

Así es, los comportamientos, creencias y actitudes que observamos en nuestros padres se graban en nuestro cerebro y controlan nuestra biología el resto de la vida, a menos que aprendamos a volver a programarla.

¿Cómo detectar creencias negativas?

La vida es un reflejo de la mente subconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el subconsciente te permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que tu subconsciente no apoya.

¿Debo doblegar a mi subconsciente?

Es una batalla perdida, pero nada se soluciona hasta que uno no se esfuerza por cambiar. Deshágase de los miedos infundados y procure no inculcar creencias limitadoras en el subconsciente de sus hijos».

***

«Tengo 67 años. Nací y vivo en Nueva Zelanda. Estoy casado, tengo dos hijas y tres nietos. Creo que la evolución de la civilización está ocurriendo ahora. Un cuerpo humano está hecho de 50 trillones de células, el ser es una comunidad. Pasé de científico agnóstico a místico».

Leer más:

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110909/54213913374/lo-que-pensamos-varia-nuestra-biologia.html#ixzz2km2kdAGe

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HAY OTROS ELEMENTOS ADEMÁS DEL SUBCONSCIENTE QUE DEFINEN CÓMO ES NUESTRA VIDA

POR: SILVIA EUGENIA RUIZ BACHILLER, ver condiciones de (c) al final 

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el Dr. Lipton, sólo quiero añadir algo de lo que he experimentado o aprendido: también cuentan las decisiones que tomamos antes de nacer, cuando estamos en la zona o dimensión de Intervidas.

KARMAS Y DHARMAS

Si por mis karmas y/o dharmas puedo elegir tener una vida feliz y placentera con salud, dinero, amor y más cosas agradables,  y así lo elijo, tendré una vida así, aunque a veces (muchas) también tenemos que pagar un cierto precio de dolor para poder gozar de esas ventajas.

PAGAR EL PRECIO

¿No has conocido a personas millonarias y/o poderosas, aparentemente felices, pero de repente se les muere un hijo,  padecen una enfermedad muy dolorosa o pierden todo su dinero y poder? es porque quisieron tener todos esos beneficios y cuando estaban en la zona intervidas, justo antes de nacer, aceptaron pagar el precio. Otros por el contrario, tienen vidas miserables, con enfermedades, sin amor, con muchos problemas, eso puede ser porque no tenían mucho de dónde escoger debido a sus karmas o a que ellos quisieron una vida llena de penas para avanzar más espiritualmente, pagar más pronto sus karmas y terminar la rueda de las encarnaciones más pronto.

OPORTUNIDAD Y LIBRE ALBEDRÍO

También pudimos haber elegido tener la oportunidad de acceder a estos conocimientos y beneficiarnos con ellos.  A veces decidimos enfrentarnos a algo una vez encarnados y dejamos a nuestro libre albedrío la elección: evolucionamos o involucionamos.  Más o menos lo que plantea el Dr. Lipton, aunque con otras palabras y desde otro punto de vista.

Más información en:

https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2013/09/21/regresiones-prenatales-si-elegimos-nuestra-siguiente-encarnacion-testimonial/

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© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.

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