© condiciones al final
IMPOSICIÓN DE MANOS PARA PROTECCIÓN
Energia como defensa
Hace poco vi en Facebook una noticia impresionante que me hizo recordar en suceso muy importante en mi vida.
El video con la noticia se trata de una joven que se defiende de dos hombres sólo imponiendo su mano. Tiene una energía muy poderosa y ella parece ser la más asombrada.
Lo que me recordó fue una ocasión, cuando recién había yo enviudado y estaba en la Ciudad de México, aunque yo vivía en Puebla, arreglado todos los asuntos relacionados con el fallecimiento de mi esposo, para eso traía todos los documentos necesarios en un pequeño portafolio. Esos documentos significaban todo mi futuro económico y sólo me servían a mí.
Después de merendar en el Vips de la calle de Salamanca y para ir a la casa de mi cuñada, donde me estaba yo quedando mientras arreglaba mis asuntos, me dirigí al Metro Sevilla caminando por el Eje Vial, eran las 9 pm, la avenida estaba iluminada, había tráfico y personas caminando.
Pasé junto a la entrada de un pequeño jardín y de pronto sentí algo puntiagudo en mi españda y la voz de un hombre que me decía:
-Entre ahí y no grite.
¡Era un asalto!
No lo pensé (afortunadamente, porque si lo hubiera hecho, sí me hubieran asaltado).
-Para nada.
-¡Que se meta ahí y no grite!
La voz sonaba enojada e i mperiosa.
Me di la vuelta con la mano en alto dirigida hacia el asaltante.
-No.
Entonces nos miramos, era joven, de extracción humilde, pero por sostener su mirada, no le vi la mano, no me fijé si traía una pistola, un cuchillo o un lápiz, pero él sí vio la mía y con cara de susto subió los brazos, dejó de amenazarme y se quedó paralizado.
imposición de manos
Al darme cuenta, corrí hacia el centro de la avenida y paré un auto que pasaba, medio se detuvo, pero cuando le dije que me habían querido asaltar, se arrancó, me pasó lo mismo con otros 2, así que no tuve otra opción que correr hacia el metro, pero no sin antes voltear a ver al frustrado asaltante, que seguía con las manos en alto, hasta el momento en que di vuelta a la esquina.
Llegué a la casa de mi cuñada con una sonrisa de oreja a oreja y diciendo:
-Estoy feliz, quisieron asaltarme, pero no pudieron.
Mi cuñada y mi sobrina se miraron, seguramente pensando ¡ya se volvió loca! luego les expliqué y lo único que dijeron es que cada quién percibe las cosas según su estado de ánimo.
roberto-arias-imposicion-de-manos
Ahora te lo aclaro a ti, querid@ lector@, hacía unos meses que había tomado un seminario en una congregación japonesa en la que me enseñaron a imponer la mano (emitiendo energía curativa por la palma de la mano) para sanar a otros o a mí misma, pero eso era todo lo que sabía de la energía, sin embargo, en este asalto, mi reacción fue inmediata, impuse la mano ¡y funcionó!
Ver sobre cómo aprendí la imposición de manos en:
VIDEO
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Imágenes tomadas de internet, Creo que no es necesario advertir que algunas fotos, son imágenes, sólo para dar una idea de lo que está en el texto
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© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller
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A que vine 
Me gustó el post, todo un emocionante relato. Sorprendente la insolidaridad de esos conductores y sorprendente esa fuerza. Un abrazo, Silvia y enhorabuena por esa fuerza que posees.
Ah, vi lo de la equinácea y … te acompaño el enlace que me ha enviado mi proveedor: http://1.usa.gov/1AuLGTB
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Gracias Enrique, cuando lo comenté con conocidos, unos me llamaron «valiente», otros me tildaron de «tonta y arriesgada», creo que todos tenían razón.
No sé si ahora lo volvería a hacer, dada la inseguridad que vivimos en la actualidad y que por todos los medios nos aconsejan «dejarse asaltar, entregar todo lo de valor y dejarlos ir», cosa con la que no estoy tan de acuerdo.
Muchos años antes de lo que aquí cuento, la primera vez que me quisieron robar «por la buena», sin amenazas y a «escondidas», me di cuenta y debido a que iba yo ya muy enojada, no recuerdo por qué, agarré a uno de los ladrones, y zarandéandolo le grité que me devolviera la cartera (en la que llevaba el pago de mi quincena y mi aguinaldo, que por trabajar en una institución bancaria, consistía en 3 meses de sueldo), el ladrón la aventó al fondo del autobús donde viajábamos y otro pasajero la recogió y me la devolvió…
Tuve los mismos comentarios, jajaja.
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